El Sinaí en el Noble Corán
El Noble Corán habló del Sinaí de una manera que llama a la meditación, y asegura su importancia y rango religioso e histórico. Esto lleva a pensar mucho en la necesidad de desarrollarlo y aprovecharse de sus recursos naturales y sus lugares turísticos religiosos, naturales y terapéuticos. Alá, Exaltado sea, juró en el Corán por el Monte Sinaí: ”Juro por el Monte Sinaí, por el Libro escrito, en un pergamino desplegado, por la casa [de adoración] frecuentada, por la bóveda elevada, por el mar que se desborda”. (Corán, 52:1-6) Se nota que el juramento por el Sinaí anticipa a los demás asuntos a pesar de su rango y santidad. Es más, el título del sura es “El Monte Sinaí”. También en el sura de “La higuera”, Alá, Exaltado sea, jura de una manera clara y específica por el Sinaí, diciendo: “Juro por la higuera y el olivo, por el monte Sinaí, y por esta ciudad segura [La Meca]. Que he creado al ser humano con la mejor conformación”. (Corán, 95:1-4) El Noble Corán aludió a algunos de los bienes y los dones del Sinaí, pues dijo: “y también un árbol salido de [las tierras que circundan] el monte Sinaí, que produce aceite y condimento [delicioso] para los que comen [de él]”. Acerca de este árbol, el Profeta, la paz y las bendiciones de Alá sean con él, dijo: “Tomad el aceite y engrasaos con él ya que es de un árbol bendito”. (Relatado por Tirmidi) En el Sinaí existe la tierra bendecida de la cual el Noble Corán dijo al hablar de Moisés, la paz sea con él: “Pero cuando se aproximó a él, exclamó una voz desde la ladera derecha del valle, desde el árbol [que ardía] en tierra bendecida: “¡Oh Moisés! ¡En verdad, Yo soy Alá, el Señor de todos los mundos!” (Corán, 28:30) Y también el valle sagrado: “Pero cuando se aproximó a él, una voz exclamó: “¡Oh Moisés! ¡En verdad, Yo soy tu Señor! ¡Quítate las sandalias pues, ciertamente, estás en el valle dos veces sagrado”. (Corán, 20:11-12) Este rango que Alá, Exaltado sea, concedió a Sinaí merece que todos nosotros llevarlo en nuestros corazones y protegerlo con todo lo que tenemos. No cabe la menor duda que nuestras fuerzas armadas se encargan bravamente de defender al Sinaí, ofreciendo sacrificios caros de la vida de sus hijos en pro de la patria, en general, y, en especial, para purificar a Sinaí de los terroristas y delincuentes. Hecho que merece el agradecimiento y la estimación, de una parte, y de otra, el apoyo, sea material o moral. En un intento para arrojar la luz sobre los lugares religiosos, turísticos, naturales, civilizados e históricos en el Norte y el Sur de Sinaí, hemos decidido en el Ministerio de Habices organizar “El Concurso Mundial del Noble Corán” en la ciudad de Sharm ElSheij en colaboración con el Ministerio de Juventud y Deporte, el gobernador del Sur de Sinaí, y el diario egipcio “Al Gomhurya” que es uno de los participantes más importantes de este concurso. Así como preparamos unas giras para visitar los lugares religiosos, civilizados, turísticos y naturales del Sinaí, donde los huéspedes de Egipto de todas las partes del mundo visitan la ciudad de Al-Tor, Las fuentes de Moises, Santa Catrina por tener mucha información acerca del rango religioso e histórico de estos lugares. Este concurso incluye este año dos nuevas ramas: la primera se dedica a la memorización del Corán de los sub doce años y la segunda a la memorización de tres de las 30 secciones del Corán para los minusválidos. La organización de este concurso nace de nuestra fe que el Sinaí es y será, si Alá quiere, la ciudad de la paz y que está en el corazón y la mente de cada egipcio fiel y que los desesperados intentos de los enemigos de la Humanidad no nos harán dejar de florecer, desarrollar y proteger el Sinaí, asegurando que el pueblo egipcio es magnánimo y prolífico. Las aflicciones nos dan fuerza, rigidez, firme intención, perseverancia y persistencia hacia nuestra tierra y honor, asimismo, tenemos un empeño inigualable para afrontar y acabar con el terrorismo de sus raíces. Aprovecho esta oportunidad para elogiar a los señores predicadores que piden insistentemente trabajar en el monte Sinaí a fin de enfrentarse a las fuerzas del extremismo, así como a los organizadores de caravanas predicativas, sean las internas por parte de los ulemas de las provincias del Sur y el Norte del Sinaí o las generales mandadas por el Ministerio de Habices al Sinaí de una forma casi periódica.